Pensamientos



Observando el cielo,
que yo hubiera pintado de azul cobalto,
náufrago en esta pequeña isla
y en medio de un océano de estrellas,
firmemente apoyado en la quilla
de mi prado bordeado de siluetas
a las que ponía nombre de olas
y las equipaba con una historia,
un cuento o una leyenda.
 
Náufrago voluntario
en una tempestad de amores
y desamores agridulces,
esperando divisar una vela en el horizonte
para esconderme, de nuevo, en la realidad
de las peñas separadas del mar,
secas y pétreas de inalterables convicciones.
 
Observando el cielo
Y cazando estrellas fugaces con su cola de deseos
A las que dibujaba peticiones con tu nombre,
Caí dormido en tu desnudo pecho
Y todo cambió . . . de sentido y de nombre.
 
(El cazador de estrellas fugaces ) Rodrigo Gil



Que hermosura ver el rompiente de las olas desde la profundidad del mar.

Que hermosura ver el movimiento suave y pausado de las nubes desde el cielo.

Que hermosura, que deleite escuchar al viento desde el interior de una flor.

Que hermosura apreciar el color desde mi cuarto gris.

Que hermosura la desnudez de Eva

y que injusticia la virginidad impuesta por un dios no presente.

Que dolor las espinas clavadas por la "razón" en los sentimientos

Que desamor en la sequedad del desierto . . .  que soledad en el horizonte

de un viaje , individual, sin destino.

Que rotura, entre tu y yo, de puertas abiertas

y el desayuno servido al  . . . que se va . . . que nos vamos . . . que nos fuimos

en un adiós perlado en las alas de un gorrión asustadizo.

El desconsuelo de un niño que desconoce el motivo de su llanto.


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